jueves, 20 de febrero de 2014

RENGLONES


Carne.
Un muerdo en la palabra.
Humedad.
Renglones llenos de estiércol.

La tarde besa el cuello uterino
de la dama de la guadaña.

El gris es el color de la carne
que no se escribe.

El estertor de los renglones
camina con paciencia,
sobre el erupto de un sapo.

Carne.
La procesión va por dentro.
Humedad.
La cara be de la opulencia.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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