miércoles, 18 de abril de 2018

MI DULCE VENENO


Sabían tus labios, toda tu piel
y el goce de tus encendidos amores,
a los deliciosos sabores
del recién colado café,
tus besos, fuegos ardientes,
y como untados de dorada miel,
tentadora bailabas la danza, igual,
del ondulante aromado espiral,
que sale de la taza y hechiza, tal
que se huele cuando se bebe
en cortos sorbos y sin mirar,
pero, ahhh, entonces, eran tus delicias
de embriagante cicuta,
tus encantos de humo y hiel,
cual ondulante venenosa serpiente,
que para la emboscada, su presa
atonta con el baile y brillo de su piel,
y atolondra con el sonoro cascabel,
ya mi voluntad engañada,
mi alma cruelmente mordida
por tus afilados colmillos,
mi cuerpo enrollado entre sedosos anillos,
moriré embobado, estrangulado
apretujado por tus abrazos,
y dulcemente envenenado
entre tus besos y tus brazos.

Angel Ignacio Chacón Aquino

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