He cruzado al galope
campos cubiertos de flores,
muté en un viento del norte...
exploré todos los horizontes,
nací... pero jamás llegué a ser un hombre
y me enterraron en mis pasiones.
No me arrepiento de nada
quizás... de aquello que aún me falta...
las cenas contigo en la cama,
los sueños en la misma almohada,
los besos que anuncian la madrugada
y mi ausencia de valor en su mirada.
Quise recorrer todos los senderos
sin salir de mi invernadero...
descubrirla en la tinta de un verso...
el problema... es que no puedo
siquiera sé, como hacerlo
y a mi pesar... lo deseo.
Veo el final de mi camino
pensé que sería distinto
pero es el que me he merecido,
nunca dejé de ser yo mismo
y yo... soy mi castigo...
no necesitaba decirlo.
Amé una vez, sin esperarlo...
me enamoré casi sin pensarlo
yo... que en el amor era pagano,
así recibí mi justo pago...
el más doliente salario...
fui amado... y después abandonado.
Luis Maria Saiz Laso
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