Frutos de amor, del árbol de la vida
desgajados, sin llegar a la sazón.
¿En donde está la vida presentida?
¿El purpureo raudal del corazón?
Tronchados por la racha enfurecida
van quedando vergeles de ilusión.
Está, por el dolor, casi extinguida
la llama que prendiera la pasión.
Solo, en lo más recóndito y oscuro
de la existencia, cual visión del cielo,
la suave lumbre de un recuerdo puro.
Bella imagen, compendio de mi anhelo,
que tuvo la virtud de ser conjuro
fugaz, para mi eterno desconsuelo…
Del libro "Riveras en Versos" de
ABEL RIVERA RAMOS
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