Un farol titila sobre estas aguas asustadas,
que se despeñan en busca del mar. Hacia su fin.
Pero hay que desconfiar.
Los pantanos son pegajosos, sucios y perversos.
Ellos saben cómo silenciar la vida.
Oscurecer su firmamento y restarle toda la luz.
Ellos convierten ese regalo en castigo.
Y por anticipado, te entregan las pérdidas.
Ellos son ese vacío que antecede al olvido.
Son la muerte que no nos iguala a todos.
Jaime Arturo Martínez Salgado.
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