El sol bañaba con delicadeza tu espalda, era tu sombra escondiéndome mientras bebíamos nuestros besos, en la timidez del momento desaparecieron los miedos; atardecer cálido en la cama de los deseos, y desnudos entre sábanas de pasión esperada, caímos en la trampa de las ganas.
Tu mirada volaba en la duda mientras tu respiración era víctima de las respuestas, los silencios eran gritos acusando en tanto las manos, corrían como gacelas descubriendo los encantos, atrapados en la locura de una tarde, donde la única razón que sabíamos... era amarnos.
Éramos olas de madrugada besando la arena regresando mar adentro, viento indeciso yendo y viniendo, lluvia de tarde con sol de verano, cuerpos enardecidos cobrándose lo prometido, labios temblorosos mordiéndose los suspiros, en una tarde donde los secretos quedaron perdidos, y las mieles deseadas encontradas.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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