¡Respira! Dijo Dios a través
de desiertos pasados.
Y bebe tus lágrimas,
en el agobiante calor.
De la vida – la voz
es el mundo amargo,
en el hombre de barro,
con suspiros de amor.
Él y Ella. En la tierra
los dos juntos corren.
En rompeolas de barro,
sin nombre, rabiosos.
Por detrás oigo mis gritos.
Es la voz de una joven,
en una carta antigua,
como deseos de fusionarse.
ZDRAVKA MOMCHEVA -Bulgaria- Traducción Rossi Vas
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