Pudo ser cualquiera,
hoy te tocó a ti,
mañana a mí, después
será alguien más...
Nadie escapa al devenir
del último suspiro,
del último recuerdo,
quizás
sea el primero,
el de la verde primavera
cuando el llanto brota
con el hálito de vida...
Ayer fuiste verde olivo del camino,
miel de los panales
de mis azules primaveras,
fuiste lluvia temprana
de los encantos de mayo.
De mi fiebre y tu alborozo
bautizábamos las tardes
de furtivos y sumisos, pero ardientes besos.
Era sutil la primavera,
devocional de la fécula y el sueño,
del renaciente pasto,
cuando en tu piel, cada noche,
hacía nido el beso del rocío;
y en mi boca, tus besos renacían
como retoño de alborada...
Pero el verano siempre llega,
y su calor
agita el frío del invierno
de mis sueños de insomnios ahogados,
luego el otoño que desvela
el aliento en su agonía,
la cópula final
del fruto y la vendimia,
la zafra del último suspiro,
reflejo del hálito primario...
Hoy te tocó a ti, amor,
violar el reencuentro del sabor
y el fruto,
la comunión final del principio de la vida
con el último suspiro...
Ricardo Flores Joya -El Salvador-
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