lunes, 2 de septiembre de 2013

ENREDO TRIGÉSIMO SÉPTIMO

De noche yo caminaba
por las calles de Conil.
Me detuve en una esquina
y al mirarte me perdí.

Era una mujer pequeña
que a la noche le bailaba
bajo una vieja farola
que la frente le besaba.

La luna se reflejaba
en su diminuto cuerpo
arrancándole sonoros
y esotéricos destellos.

Sus manos hendían el aire
atrapando entre sus dedos
los pocos rayos de luz
que iluminaban el suelo.

Salía de una  ventana
el eco de una guitarra
y la mujer lo seguía
por su ritmo embrujada.
Cuando la mujer me vio,
en la esquina mirándola,
paró en seco su baile
y se marchó para casa.

Cuando quise seguirla
la oscuridad la ocultó
sin que mis ojos supieran
en que portal se metió.

Del libro Enredado en cantes de JOSÉ LUIS RUBIO

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