Dijo el gran señor:
“Es mi deseo para ti y para los tuyos,
Venturosa salud.
Vivas en el margen de vida del arrullo
De arroyo de recreo en juventud.
Admirando lo bello
De la gloria de un pájaro y su luz.
Y en sus vuelos aprendas tú los reinos
De una gota misteriosa y cristalina.
Yendo del arroyo al río, del río al mar
Del mar al cielo
Y luego se convierte en lluvia fina”.
Hasta en las tumbas se oyó
La fuerza del aplauso del festín del potentado.
Un lazo. Los brindis.
Entrega del Imán de la Suerte
(Que es piedra veleidosa)
Y un ciego y duro amor... ¡¡ hasta la muerte!!.
De acero los rostros
De metal los sentimientos,
Eso sí, delicados y santos
Ofrecidos al Cielo.
La vista se pierde en los salones
En las esquinas, bellas rosas frescas,
Adornando dorados artesones.
Un movimiento. Cánticos
y faustos parabienes.
De súbito...¡Un espanto!
¡Peligro!
Un negro espíritu salió desde su tumba
Y originó el tormento
De vidas de pico de ámbar. Rotundas.
Expresando verdades en lamentos
A todos aquellos quienes
A través de injusticias
poseen tantos bienes.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
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Hace 2 días
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