Lo que me ocupa es llegar
volver, siempre vuelvo
de una u otra manera,
Vuelvo
pero ya llevo tiempo en Manaus
y el dinero
apenas si llegaría hasta la mitad
de un largo camino:
puedo bajar hasta Porto Velho en barco
hacerme un taparrabos
con una hoja de parra
y auto stop durante semanas
hasta Foz, la frontera
para seguir haciendo auto stop
durante días.
Y no aparece
como un programa tentador.
En la cubierta del barco
se me caen unas lágrimas
monedas fugitivas
de los bolsillos del alma.
No me entiendo:
he cruzado El Amazonas en barco
he cumplido otro sueño de mi vida
pero siempre fui fiel a mis sueños
y los años no me han vuelto
un cocodrilo llorón
que se embelesa en sus reflejos.
No sé qué es
hay gente que cuando les pregunto
por tal o cual ciudad
creen decírmelo todo con
“es muy limpia”
a esos les diría
nunca vayas a Manaus
“es muy sucia”
hay ratas que parecen gatos
y gatos que parecen hombres.
Si fuéramos a comer
pescado frito en el mercado
y tuviera la precaución de hacerte entrar
por un costado que yo me sé
los anfibios hedores
peleando su supremacía
te darían tal coletazo en la nariz
que tendría que acabarme
tu plato casi intacto.
No sé qué es
será que los nativos
me cubrieron
de maldiciones inversas
“ tú nunca te irás de aquí”
“te harás rico aquí
te casarás y serás feliz, aquí
nunca podrás irte de aquí”
o quizás que Manaus
parece decirte
yo soy el centro y de mí todo se aleja
mis visitantes son pocos
por eso ahora
yo seré tu Diosa Madre
y tú, mi mascota querida
estás protegido
ya nunca te faltarán
amor, abrigo y alimento.
Y sin embargo me voy
y estoy llorando en la cubierta del barco
debo ir al sur y por eso
tengo un pasaje hacia el norte
a Belén de Pará
he hecho bien
encuentro una de las ciudades
más bonitas de la tierra
arquitectura colonial portuguesa
y vegetación selvática
de reojo la miro
mientras despliego mi mapa
estudio mis próximos destinos
Fortaleza, Natal , Recife.
cada uno de estos nombres
es un gonggggggggggg
en mi caja de resonancia emocional.
cual si fuera un mantram
repito escuchando mi voz
Fortaleza, Natal, Recife....
Fortaleza , Natal, Recife....
Fortaleza, Natal, Recife....
y hacia los dos costados
se corre la cortina de la precariedad
huyen los gemelos del hambre y del frío
y entra una luz de mujeres-centauro
una espuma sirenas negras
y de calles
y callejones
y barsuchos
y comidas y frutos ignorados
de extrañas casas con historia
asomadas entre árboles gigantescos,
y borracheras
con alegres desconocidos,
Y el mar
enmarcando mis visiones
Fortaleza, Natal, Recife...
no sé cuando ni cómo he de volver
y ahora estoy mucho más lejos
apenas me quedan
unos cuantos collares y pulseras
que a los indios les compré
para trocar por el camino
Fortaleza, Natal, Recife....
Ni cuando ni cómo
Gracias Dios mío.
Leonardo Morgan
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 32
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