Me regaló mi primer reloj
Y ahora llevo el suyo,
El último,
Marcando el tiempo de la ausencia.
Me despedí el último,
Le besé el último
Y sus ojos se entreabrieron
Y, tras el beso,
La tapa y el silencio último,
La sopa de letras última
Sin acabar, a medio empezar,
Con sólo dos palabras encontradas,
Las dos últimas,
Su caja de dominó
Con todas sus fichas;
Juego una partida y,
Como de costumbre,
Volví a perder
La última.
Del libro Versos di-versos de
DANIEL GRANADO PULIDO -Cádiz-
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