Envuelto en un manto de color,
arrullado por el azul marino,
cegado por unos radiantes rayos,
me detuve al borde del camino.
El silencio sobrecogía.
La soledad impresionaba.
El calor encendía.
El sudor molestaba.
A lo lejos una tórtola
hablaba en una rama
con el quieto viento
que surgía de la nada.
Se me perdieron los ojos
en un mar de trigo.
Se me escapó el pensamiento
hacia un cielo infinito.
El azul marino guardó silencio,
el color me fue dejando,
los rayos ardientes se oscurecieron
y las sombras acompañaron mis pasos.
Del libro inédito Espejismos de JOSÉ LUIS RUBIO
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