Yo, señor, no soy malo, que es mi monstruo. Anoche, cuando todos dormían, se metió en mi cama y me habló muy bajito al oído. Me eché a llorar mucho rato; hasta se mojó la almohada. Con ella apreté la cara de mamá, como si abrazara a mi osito.
Yo, señor, soy un niño muy obediente; siempre hago los deberes que me manda mi monstruo.
BEATRIZ CARILLA EGIDO
Publicado en la revista Sea breve, por favor
Gracias por la publicación en vuestra revista. Un saludo!
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