Son pocas las piezas de dos colores
que están en el ajedrez jubilado.
Hay sólo un rey postrero en cada lado
torres y unos peones agresores.
Sufriendo jaques acosadores
a veces, un rey gana alborozado.
La dicha en ese tablero tramado
son unos instantes muy seductores.
También en el devenir de los días,
los hombres son felices al vencer
en sus claras y oscuras biografías.
Pero como aquel rey, deben padecer,
y al fin de sus vidas, esas alegrías
son sólo lapsos del acontecer.
NÉSTOR QUADRI
Publicado en el blog inquietudesliterarias
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