Dedicado a Juan Ortigosa Palomo, mi padrino.
Golondrina, la de ahí:
¿Es que has venido a admirar
esta tarde de llorar
bajo el cielo gris de abril?
Pues con el ala arrastrada,
ve rasgando la guitarra
de cimbreadas palmeras
bajo las nubes de alpaca.
Ven y ve, y sentirás
cuán florido el azahar,
cuán marchito el corazón
por cuanto ya quedó atrás.
La senda de bicicletas
es un camino de rosas,
que no son baldosas rojas
las que pisan ya mis pies.
Y aunque el río huela a cieno,
florecen las margaritas
y aquel puente sobre el tren
es una escalera al cielo.
Si otra vez te vuelvo a ver,
no te olvidarás de mí:
de aquella que te cantó
junto a la rosa y jazmín,
primera luna de abril.
Lirio CHACÓN -Málaga-
Publicado en la revista Tántalo 65
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