Al nuevo día
me desperezo satisfecho
doy una meadita spray
sobre los cuadros
para asentarles el color,
visito mis nuevos hogares
sin descuidar a Vito, el cocinero
porque una vez
supo decirle al patrón
“si se va el gato me voy yo”
Esas fidelidades
necesitan de reflejos
pues la Ingratitud
es la reina asquerosa del pecado
en tanto que la Gula, la Lujuria y la Pereza
son tres señoras graciosas
que bailan en círculos
proporcionando
unas cosquillitas muy ricas.
Del libro Un gato negro en Paris de
Leonardo Morgan
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 31
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