Yo vi jugar a Jesús Trepiana con mis propios ojos
Y eso que todo lo que ven los ojos es ilusión
Pero yo lo vi jugar con estos ojos verdes
En el estadio Santa Laura pegadito a mi novia
Que era un asiento vacío
El vacío es forma la forma es vacío
Rememoro que esa tarde el Santa Laura tenía un aura
a gran coliseo deportivo
Más que el Nacional el 62
Más que el Sausalito en primavera
Más que en otoño el San Eugenio
Repito yo vi jugar al fabuloso Jesús Trepiana
Guardavallas de Unión Española
Por desgracia eterno reserva de Francisco Nietzsche
Que también era extraordinario
Insustituible en el arco una especie de senador designado
de la portería roja
Qué chance le quedaba al pobre Jesús Trepiana
Francisco Nietzsche tenía una hija se llamaba
Ana María Nietzsche
De quien me enamoré a primera vista durante algunas horas
Cuando yo jugaba en las inferiores de Ferrobádminton
Ocurrió que fui a recoger una pelota a la pista de ceniza
Y vi su preciosa cara tras la reja de contención
Son amores fugaces que ni la fugacidad del tiempo esfuma
Pero vamos a lo nuestro que es lo más importante
Yo vi jugar a Jesús Trepiana con mis propios ojos
Ustedes no
Ustedes estaban en otra esperando algo
Algo intrascendente o la llegada del Mesías
Yo ya había encontrado al auténtico mesías
En la persona de Jesús Trepiana
Tengo el recuerdo fresquito era el 5 de junio de 1967
Meses después del Mundial de Inglaterra
Lo vi jugar ataviado de blanco nieve
Bajo los tres palos del arco norte
Que daba a la avenida Independencia
Soy la persona más afortunada del mundo
Ustedes no vieron jugar a Jesús Trepiana
En qué andaban
Trepando posiciones corriendo la carrera de las ratas
Jamás me cansaré de reiterarlo
Yo vi jugar a Jesús Trepiana con estos ojos de lince
Yo puedo morir en paz
El resto es literatura.
ERICK SWEN POHLHAMMER
Publicado en la revista Lamás Médula
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