(Para Carlos Bancayán)
Enmuymuyado mar, la arena, una pala, el horizonte,
gravitándo el tiempo en la extensión de tu mentón,
sol a sol salen ebras de oro de la hamaca de la ola,
la rosa prematura cae del azulino cielo al papel
es posible que las lluvias conozcan sus ríos crecidos,
el formarse de la roca está atenta a su gota felíz,
la mirada que conoce las olas audaces y revivarias
con faz diversa va esculpiendo el tiempo
aquí el grano es dado antes que la pirámide,
el se encontrará con la nube y formará un solo cuerpo
y la tierra circulará en cada mano en flor del tomate
y las islas traerán cuadros arrebolados a sus pájaros
de iguanas en salto hacia la roca roja sé que conoces,
y la mañana depositaria de escarabajos de fuego te atrae,
en el rojo de la tierra y la lluvia formarías tantos rostros,
el color del barro es otro en el yunque alfarero de la arcilla
en lo que yuyarios marinos le crecen a las rocas de granito
se retratan flores de viento en una dialéctica imaginativa,
apenas una pausa y tu perfil hace la sombra de una montaña,
cae perpendicular, cada calma lo ausculta, inclina al día
en donde hay una ventana hay una nube que está detenida,
mirándo lo que se va, lo que de continuo crece o se vuelve.
en preludios de luna se apertura el regreso de la ola,
ella atrae tu poema para auras nuevas en pensares crecientes
Del libro “Arte Regresivo” de
José Pablo Quevedo y Raúl Gálvez Cuéllar. Ediciones Viernes Literarios
Publicado en la revista Isla Negra 322
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