¿De quién son esos pasos de amenaza
cruzando el arrabal frente a mi puerta?
¿Es mi afán de soñar que me deserta,
o es la muerte que al éxodo me emplaza?
No computo los días; se me abraza
la memoria al pasado, y ya no acierta
con el valor del tiempo, ni despierta
proyectos de futuro. La terraza,
saturada de pétalos marchitos;
en el despacho, duermen los escritos
que no tengo interés en reanudar;
y en la alcoba, el silencio y el desmayo
no cuentan ya con la explosión del rayo
que sólo tú lograbas descargar.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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