domingo, 5 de agosto de 2012

S0NETO DEL AMOR PERDIDO


La noche parpadeaba y tu presencia
se afinaba en el brillo de una estrella.
Pronuncié amor amor –palabra bella–
y se incendió en el aire otra cadencia.
Quise partir el jugo de una rosa
para darte a beber entre mi labio.
Quise auscultar con signo milenario
el río de tu sangre milagrosa.
Mas todo se encalló en otro destino.
Fue tu mano sumando otros caminos
y silbando más fuego hacia mi herida.
Hoy también ya con hueso milenario
incliné sobre el rostro mi sudario
augurando tu mano en mi partida.

Rubinstein Moreira, Uruguay (1942-1996) Ediciones de la revista La Urpila, Montevideo
Publicado en la revista Carta Lírica 40

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