El ser no nos ha sido dado. Somos un río sólo
y dócilmente en toda forma confluimos:
tanto la noche como el día, catedral o caverna,
todo lo atravesamos, pues nos arrastra la sed por existir.
Así llenamos forma tras forma sin descanso,
y ninguna llega a ser patria, ni dicha, ni necesidad,
siempre de viaje, huéspedes para siempre,
no nos llama el campo ni el arado, tampoco crece el pan para nosotros.
Desconocemos lo que Dios piensa de los hombres.
El juega con nosotros, somos arcilla entre sus manos,
enmudecida y maleable, ni ríe ni solloza,
es realmente dúctil, pero tampoco se calcinará.
¡Ser convertido en piedra alguna vez, durar!
Siempre viva por ello está nuestra nostalgia,
mas también queda siempre un temeroso escalofrío
y nunca se hace pausa para nuestro sendero.
Hermann Hesse (1877 - 1962) Alemania
Publicado en la revista La Urraka 30
No hay comentarios:
Publicar un comentario