sábado, 4 de agosto de 2012

EN LA NEBLINA


Me acuerdo del espejo dorado
como un utensilio arcaico
aquél que le brindé como homenaje.
Me viene densamente su dibujo
encendiendo la gracia del hogar
con ramilletes de rosas y claveles
y su actitud creyente tan auténtica
Me acuerdo de sus manos, eran leves,
nunca sembraron la holganza ni la crudeza,
laboriosa criatura como era.
Me acuerdo de un vestido morado
con el que un Miércoles Santo fue a la liturgia
y la rememoro atendiendo los helechos,
las minutisas, las enredaderas y el canario
Me acuerdo de su decoro
en la palabra conmovida y tersa..

Jean Aristeguieta, Venezuela De su libro: Espejo del llanto
Publicado por la revista Carta Lírica 40

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