Noche de luna
El sol le dijo a la luna:
“Puedes irte ,yo amanezco,
descansa por una horas,
haz de este día tu sueño”.
La luna se despereza,
aún le quedan destellos
de sus rayos plateados
luciendo en el firmamento.
El sol curioso pregunta,
¿Cómo te fue en el develo?
La noche –dijo la luna–
fue rica en ciertos momentos.
Me paseé por el Parque,
¡qué belleza! ¡qué silencio!,
recorrí los callejones
de esta Sevilla de cuentos.
Lavé mi cara en el Rio
y allí peiné mis cabellos,
la Giralda sonreía
y me guió al Alcázar,
¡Qué olores¡ ¡qué sinfonía!
¡qué susurros¡ ¡que belleza!
Luego fui cruzando el Rio
y me adentré por Triana,
silencio en sus callejuelas,
solo un cante, una guitarra
cantando coplas de amores
a cualquier enamorada.
¡Qué noche llena de embrujo!
Noche que te llena el alma
de belleza, paz, sosiego...
Noche que no te arrebata
ni el tiempo, ni sinsabores,
ni lo que ocurra mañana.
Ya te dejo, luce tú
y dale a Sevilla calma,
dale calor, alegría
dale lo que tú derramas,
rayos de luz y de vida
los rayos de la esperanza...
Concha Mingorance (Sevilla)
Yo te creo pajarito
Alarmas que suenan alrededor de la ciudad,
edificios en construcción, simulando un falso desarrollo,
avenida revolución, que lo único revolucionario que tiene
son los nidos de los pájaros, ubicados sobre los postes
de las avenidas en las que pasan más de mil autos por día.
Curando con su silbido a quienes se atreven a escucharlos
y chiflar con ellos, curando, curando, con su chiflido,
ladridos de perros encerrados, que sueñan con correr
en un ambiente sin asfalto y polvo contaminado.
Ambulancias que suenan mientras acuden en auxilio
a un pobre desafortunado, que no pudo más con el ritmo
de este monstruo que nadie controla y controla a todos,
pero yo escucho a los pájaros, y creo en ellos cuando me chiflan
que todo es hermoso, que la vibración del sol ha aumentado,
y que pronto, esto será un oscuro pasado humano.
Que todas las hierbas saldrán del pavimento,
que podremos caminar eternamente descalzos
por todas las praderas, contemplar el cielo violeta,
dejar de escuchar el sonido de las cierras, martillos,
y gritos de desesperados encerrados en los edificios
que remodelan para vender un falso desarrollo,
yo te creo pajarito que chiflas afuera de mi ventana…
Diego Solar (Ciudad de México D. F.)
Publicado en la Revista Aldaba nº 38
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