Me da una explicación y yo le creo,
hablo con su oponente y me convence,
escucho a un tercero y me parece
que su verdad fuego es de Prometeo.
De tan solo pensarlo me mareo.
Si el uno confianza me merece,
los otros tanta o más. Algo acontece
que obstruye mi cerebro y no lo veo.
Verbo fácil, las caras sonrientes
incluso si critican al contrario.
Escuchan los insultos como ausentes
perdonando la vida al reaccionario.
Hablan y hablan de cosas diferentes
en respuesta del mismo cuestionario
Confieso mi impotencia ante esas gentes
que convierten mi vida en un calvario..
Jesús Fernández Solano
No hay comentarios:
Publicar un comentario