La hoja volaba,
revuelta y alocada,
dando tumbos
y algún traspiés.
Corría por la vereda,
aún con verde tono.
Junto a ella, otras hojas,
caían de lo más alto,
desde lejanas ramas,
azotadas por un tiempo
muy desapacible...
Y se desprendían,
de sus oropeles
y galas de otoño,
que el viento ahuecaba
y después dispersaba.
Entraba el otoño,
por calles y plazas
por bosques y campos.
Dorando el ocaso,
más de lo permitido.
incendiando horizontes,
perdidos muy lejos.
Murmurando muy bajo
en la noche cerrada,
sin luna visible...
Con viento de hojas,
corriendo alocadas,
chocando entre ellas.
Sonidos de invierno,
dejando el otoño,
en noches muy frías,
con hojas rondando,
por calles desiertas,
por bosques helados,
sonidos de hojas...
MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-
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