viernes, 23 de octubre de 2015

ERES UN CAMINO LARGO


Eres un camino largo, amor, próximo a la esperanza; azul como una antorcha al otro lado de las horas muertas. Hay tanto en ti pero queda tan lejos. Llegas como una sombra, anónima y brutal, salvaje como el sueño de los niños, arrancando los tréboles de cuajo, inundando de flores las trincheras, ni un triste agujero donde hundir la cabeza...

Hasta que pases, si pasas.

Párate y mira dentro, mujer: eres el centro vivo de una estrella (espíritu de luz, danzas sobre la escarcha...)

Cierro los ojos: llegas envuelta en gasas, hundo mis dedos dentro, en ti como en un sueño, el futuro sabe a cáscara vacía, a esparto, a espinas secas. Y despierto sudando. Qué has hecho conmigo...

Ahogar el corazón como se acaba un libro, tú y yo, bregando mano a mano en un silencio hambriento.

… entrégame tu cuerpo, tu voz, todas tus horas...

Necesito que olvides la parte que nos mata.

Imagino por los dos un río de aguas lentas, nuestros dedos que pellizcan la corriente... Tu piel sobre la hierba, retales de espuma ensuciando la orilla, rumor de cristal líquido...

… en tus ojos un vórtice instantáneo, la memoria completa del tiempo, una suerte de clave o pasadizo, entonces...

... la palma de mi mano sobre tu hombro desnudo, labios que se abren paso contra el mundo...

...luego juntarnos sobre el verde, tú contra mí, saliva y sol, sudor, marcas de uñas, huellas equívocas, profundas, purpúreas como dentelladas.

Luego otra vuelta de tuerca, dos sílabas: tu nombre, un regreso a la vida con las manos vacías.

Todo sin ti, contigo en la distancia, se hace eterno el todavía...

Oigo una voz antes de abrir los ojos: “Mientras respiras...”, dices.

Y suena a no me dejes.

A quédate conmigo.

Carlos Bonino

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