Quiero un castillo de amor
que mantenga sus dominios
sobre el silencio de la sangre,
donde tú y yo seamos una oración
en la memoria de los días,
sin nadie que nos diga
como sudan los recuerdos
y se grite de amor hasta el cansancio.
¡Qué tenga su trono y Reina!
y donde reine el amor
con su alma y corazón.
Que lo ilumine el fulgor
de la luz de las Estrellas.
Que sea un bello refugio
que nos cobije a los dos,
con pájaros y con flores
que nos lleven su alegría
Iremos por sus caminos
muy tomados de la mano
y entre dulces y profundas melodías
comeré de los frutos prohibidos de tu piel
y beberé del agua sagrada de tu fuente
calmando los deseos
despiertos en tu cuerpo
para que al final tu castillo de amor
y tu corona sean míos.
Ysidro Parra -Venezuela-
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