miércoles, 21 de octubre de 2015

ALIENTO


Entre mis ojos amaneció
el tibio olor de tu ausencia,
y mientras empalidecen,
el corazón cae sin rumbo
tras la brisa de tu aliento.
La mañana tiene sabor a ti,
al aroma de tus labios,
al eco de tus suspiros
suspendidos en una nube
a tu cálida entrega de seda.
Así pasan los días, las noches,
mientras la luna se derrite
en candelabros de estrellas,
todos los días son iguales,
y ninguno se parece al ayer.
Por último cierro los ojos
y deambulo por los sueños,
que enternecen en silencio,
y son el hilo que mantiene
el vilo de la vida.

Ricardo Miñana

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