jueves, 1 de octubre de 2015
ÁFRICA
Se viaja sin moverse
Los ritmos del tigre del lago Nyassa, gravemente herido, se desordenan.
El agua del río no adelanta a sí misma.
Casi ha muerto su especie entre sordos rugidos.
Sólo que a la vez es un feroz cazador de sí.
La pesadilla de la que debe despertar, originada por su cercanía a las líneas ferroviarias del hombre, ha alterado su canto adentro.
Ya no lo escucha, gime. Insensibilizado como un iceberg, no puede olfatear más que el vacío, lejos de su bosque encantado.
Sólo cierta densa imagen que despunta veloz como la luna plateada en la noche del tigre del lago Nyassa, fruto de un tardío azar, lo retornará instintivamente a la sensación de ser centro de sí, aún en el momento fatal.
Abrirá otra vez los ojos al infinito, al anuncio de la primavera más larga de sus días, un sol llameante que narcotiza sus heridas renovando la calma, y el gozo descendiendo como lenta catarata de agua blanca desde su pecho,
irrigando el resto de su cuerpo para siempre.
FERNANDO RENDÓN (Medellín-Colombia)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 105
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