martes, 25 de agosto de 2015

DÉCIMAS DE FIEBRE.


Desperté en un pesebre,
pensando en hacer milagros,
tendré en mis sitios magros
unas décimas de fiebre.
No parece que celebre
ni pascua ni navidades,
prefiero las amistades
que no tengan religión
y no canten la canción,
ésa de mil obviedades.

Si corro como la liebre
en una silla de ruedas,
que tengo, tal vez concedas,
unas décimas de fiebre.
Con mi caminar alegre
y mi sonrisa perfecta,
ya casi nada me afecta
teniendo el alma en vilo,
habré, pues, perdido el hilo
de la respuesta correcta.

No sospecho que me quiebre
después de lo ya tomado,
a lo mejor he pasado
una décimas de fiebre.
Es seguro que me enhebre
en el hilo persistente,
en la sed independiente
del agua que no se bebe,
espero que me sea leve,
tengo calor en la frente.

Julio G. del Río -Valencia-

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