Son esos ojos que evocan inocencia,
esa sonrisa, pétalo a flor de piel,
y esa alma pura y transparente,
de la cual el corazón se ha enamorado.
Puedo tratar de decirte muchas cosas
y puedo perderme en el aire,
desesperarme y arañar la locura,
por eso prefiero confesarte
que aun en abundancia de elogios
es imposible describir cuanto siento por ti.
Ramiro Peñalba Pinell -Nicaragua-
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