domingo, 1 de marzo de 2015
AYER
Ayer converti el paisaje en una morada,
conseguí arrojar el tedio en una moneda,
saludar con el dial de la radio una introspección
a la muerte.
Conseguí salvar los años pasados
en un slogan en la tintorería.
Y no habia nada que restregar
en los soportes de la impaciencia.
Ayer, no era hoy, ni hoy, ni siquiera el próximo mes
que arreciaba en el suspiro de la lengüetas de las pipas
que soplamos en la indigencia de cada minuto.
En realidad comulgamos los domingos,
en misa de siete.
Ya a las ocho hemos roto el intervalo
de los fusiles.
El amor es un paladar de los lunes,
que duermen en los rompeolas,
en las luciérnagas,
en los corrillos de las salinas,
de los mercados.
Y me veo con el nueve o el 3 haciendo
el amor entre las sortijas de mi propia vejez.
Ayer ya no es hoy, ni mañana
pasado mañana,
ni el resto de la semana un cruce desorbitado de yunques,
cerrado a cal y canto entre bastidores.
Ayer solo es ayer, jamás el Norte
ni el sur, ni el Este, ni el Oeste
en las enredaderas.
ISABEL REZMO -Úbeda-
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