El microbus paró en el semáforo
la puerta se abrió, en la vereda
un angelito sentado estaba,
con la mano en alto saludé
una sonrisa nació en sus labios
mientras también saludaba.
El móvil siguió el rumbo
mi alma dócil se enterneció
en silencio también reía,
la escena del breve instante
grabada quedó en la mente
una, otra vez se repetía.
En mi floreció el amor
el aire frío de otoño
en suave brisa se convirtió,
si hasta el sol parecía encantado
irrumpió entre las nubes
con cálida luz alumbró.
El viaje se tornó mágico
la ternura de una sonrisa
hacía fiesta en el corazón,
mi alma que estaba triste
reía llena de gozo
desapareció la desazón.
Misterios tiene la vida
la escena en el semáforo
aun la recuerdo con cariño,
en aquel día de grises nubes
mi ser se llenó de amor
con la dulce sonrisa de un niño.
Moisés Castro Parra -Chile-
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