jueves, 5 de junio de 2014

LA VENGANZA DEL TORO


Era una fiesta taurina, en las europas queridas
donde la gente asistía, con tremenda algarabía.
desde todos los rincones, llegaban en romerías
para ver al matador … o del toro, las heridas

El redondel con su encanto, brillaba de mil colores,
artesanos se mezclaban a la par de los doctores ,
campesinos y hacendados se juntaban en la plaza
rara mezcla de una unión, mezquina con la pobreza.

Uno a uno van pasando, los toros por su corrida
y la sangre va quedando, en la arena distribuida.
La sedienta multitud, sigue en su asiento esperando,
que anuncien al matador… que siguen idolatrando.

Entre gallardo y apuesto, con su traje colorido,
aparece el matador, entre aplausos y alaridos,
y como fuego encendido , en medio del vendaval
sueltan al fin el toro… a pelear con su rival.

Ole, ole, ole, decía la gente, cuando el ágil matador
se quitaba de su cuerpo las mortales embestidas,
y presuntuoso, el matador hacía gala de su hombría
esquivando muchas veces, al toro y su osadía.

La muchedumbre encantada y extasiada por el vino,
piden enajenados que se termine la fiesta,
hace caso el matador, sacando su larga daga
y de certera estocada… se deshace del taurino.

El matador satisfecho, saluda a su noble hinchada
el toro que se levanta y se saca la larga daga
se la inserta al matador… como rédito a su paga
quedando los dos tendidos…perdidos en la batalla.

La gente despavorida se amontona a la salida,
se tropiezan cortesanos, doctores con los ancianos,
no olvidaran la lección, que aprendieron ese día,
el llanto del animal… que sangraba por la herida.

DARWIN I. FLORES VARELA

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