levados los ojos
en el reflejo del sol,
ascendente cordillera en la mirada.
Mis pensamientos,
como el cenit del día
como pájaros se elevan
refugiándose entre
las nubes de algodón.
El alba me sonríe
con sus luminosas carcajadas,
en ocasos que se fueron
sin despedidas.
Y camino descalza,
de recuerdos de una niñez feliz
que aun juega en mi corazón.
Y sonrío al aire,
palabras guardadas
en el desván de mi alma,
de besos ingenuos y abrazos.
Abrazos aun guardados
entre mi corazón y mi cuerpo,
entre mi alma y mi piel.
ETERNA SOLEDAD
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