ESTABA EN UNA LLUVIA Y ACUDISTE,
solícito, a ampararme. Pasan cosas
que no se explican sino cuando escampa.
Haz que llegue hasta mí la incandescencia
que concedes a algunos elegidos
para desvanecer estos carámbanos.
Me viene al corazón Lope de Vega.
Madrid, años sesenta, un estudiante
con la nostalgia de Sevilla encima
y ensimismado en una biblioteca.
En las calles con árboles había
una amarilla vocación de sombra.
Pues bien, en tal estado aparecieron,
en tinta viva, las primeras naves.
Era un mar proceloso el que surcaban.
Dijo de aquello Umbral que merecía
la pena navegar. Tal vez ignore
que luego las quemé. Y en tierra sigo.
Como quiere el recuerdo, pero en tierra.
En el instante incierto en que algo anuncie
que se aproxima la arribada a un puerto,
arrojaré la pluma por la borda,
pues habré dicho lo que deseaba.
Pero no ocurrirá. Me quedé en tierra.
Del libro LA LLUVIA DESEADA” de Andrés Mirón -Sevilla-
1º Premio, XXI Certamen de Poesía Searus, 1998
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