No hay océano en ti, mas te navego.
De azul es mi bajel, de luz, de aurora,
y a ritmo de crepúsculos te explora,
portales de la noche en donde juego.
De sextante y de brújula reniego,
reconozco tus costas. Me devora
el afán de incursión; si la demora
se fuerza sobre mí, no me repliego.
Ni estratégicos faros necesito;
llevo en mí tu contorno circunscrito
a los etéreos mapas del cerebro.
Ni la estrella polar me indica el rumbo.
De noche, simplemente me derrumbo
sobre tu geografía, y la celebro.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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