Cuanto duele la decepción,
con el sabor a la hiel,
y el aroma fétido
de la desilusión,
que me hace sentir
pestilente.
Se bebe
el jarabe amargo
del desengañado,
del sonido roto
en un suspiro,
contenido en lágrimas,
aferradas al tormento
de una impía acción:
Ya no volveré a confiar en ti.
MARINA FLAMENCA
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