lunes, 28 de febrero de 2011

POEMAS

ADIOS, ADIOS, ADIOS

Pues, ¿qué es la vida?, sino un constante adiós.
Adiós le dije al vientre de mi madre
y ya venía mi alma de otro adiós
y herida de tristeza por los aires.
Mi infancia fue un adiós sobre un adiós
y, entre alas de adioses suspirantes,
llegué a mi adolescencia urdiendo adioses
con rojas despedidas en la sangre.
Mi adolescencia fue un rabioso adiós
y, vestido de adioses desgarrantes,
llegué a la vida adulta y, entre adioses,
mi vida fue un adiós hondo y constante.
Viejo de adioses fui llorando adioses
por mi mirada envuelta en soledades
y de distancias y de adioses roto
me encontré con mi muerte alucinante.
Era el adiós de Dios ya sin adiós
uniendo mis adioses mendicantes
en el adiós rotundo del misterio,
donde todos los tiempos son iguales.

EL DADOR

El Dador de la Vida.
El Dador.
¡Oh Dios de los meshicas!
Era Él, era Él, era Dios.
Que El Dador era Dios;
que Dios era El Dador.
Dar y dar, dar y dar.
¡Oh Dios de los meshicas!
Dador. Dador. Dador.
Dar y dar, darse siempre
y siempre darse
y darse y darse siempre,
que en darse está la clave;
que la clave está en darse,
de todo cuanto existe en la Creación,
con amor, con amor, por amor.
¡Oh Dios de los meshicas!
¡Oh Dador de la Vida!
Dador. Dador. Dador.

SIGO

De un extremo a otro extremo
y en los extremos perdido
sigo buscando y buscando
el jardín del equilibrio.

Sigo buscando y buscando,
buscando y buscando sigo
de un extremo a otro extremo,
y siempre al pie del abismo.

SIGO

Sigo creyendo en los sueños,
sigo creyendo y creyendo,
creyendo en los sueños sigo
y sigo creyendo en ti
y en mi sigo creyendo;
que yo vivo de creer
en los sueños que yo creo,
en los sueños que creo yo
con creador y amante aliento,
que yo sin sueños, mi amor,
¡oh amor mío,! sin tu sueño,
que es el sueño de mi vida,
no sabría seguir viviendo.

TARAREO

Ay laila, laila lalá.
Leile, leilo, loile, lelú.
Lalai, lililai, lilú.
Loluló, lulolá, lilalí.

Ay leila, leila, lulí.
Lulilú, lilulí, leleló.
Lelele lelele, lelé.
Lululu, lululu, lulú

Ay loila, loila, loló.
Lilulai, lailulí, lulala
Tarara, aratara, taratí.
Tiratute, teturati, taratala.

Y por fin, este absurdo tarareo,
tatarito, toritata,
hilo y ola y hola y hala,
ahora mismo aquí se acaba.

JUAN CERVERA SANCHIS

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