sábado, 15 de junio de 2019

AL DESTINO


Le caminó dice aquí, tres o cuatro cuadras:
Aquí se le llama así cuando traes ganas de encontrarte aunque lo que te encuentras son amigos conocidos o enemigos. Iba a un salón, uno de tantos que hay por la avenida de Manuel, ¡el conocido Clouthier!. No deseaba agarrar camión, no ahí cerca. No fueron cuatro cuadras cómo quién les escribe tan seguro, caminé ocho. El zapato del pie derecho ya me hacía anuncios, andaba enojado. Traía la camisa hasta el cuello, dos o tres botones se le pegaban, hasta que, del calor, perdió el estilo y se desarmó. Cuando llegó casi al destino, había como en todos los cruceros, había una banca. Ahí esperó, esperaba a un taxi. Este nunca llegó; y tras de su desespero, hizo la pregunta que todos humildemente aceptamos: El del no saber...

Al final pronunció el "muy amable" aunque sabrán que no fue ni necesario.

¡Preguntó por el salón!

Éste estaba tan cerca,
que no pasaría a contarles por más cuadras porque ya se le llamaría cuadras y más cuadras con cuadras y más, se le puso al destino. Estaba enfrente, muy cerca, como sólo darte una vuelta y ahí, seguro, qué allí se hallaba. Y para el relleno, porque no me gusta sólo darles tan poco, un aire fresco con momentos de frío lo encontraría, y que todo estaba sólo ahí.

Por eso es que lo supe,
porque iba pasando, por eso es que lo escribí, "¡y lo sabes!".

Reyvik -México-

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