Aguarda la luna en el firmamento
cuando el sol incendia la floresta,
allá donde se besan Olimpo y Planeta,
incalculables chispas fulgurantes
danzan en ósculos de rojizo atardecer.
Absorto contemplo la mágica
puesta del sol, admirando
el nacer de la espléndida noche,
que desliza sus grises penumbras
por entre la agreste naturaleza.
Brilla una estrella y junto a ella
el cuerpo de doncella, rosada mejilla,
labios finos, rostro lleno de bondad,
esbelta figura que recorta el atardecer.
Es la mujer de verdadero amor
que multiplica mis caricias y besos.
Sin quitarle los ojos de encima
mis labios pronuncian solemnes
la promesa de adorarte siempre.
VÍCTOR HUGO -ECUADOR-
Compartido por Ana del Pozo
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