Mi última palabra negará
a la penúltima y, en dominó,
su efecto a la primera llegará.
Irán mis dedos ágiles en pro
y en contra de las teclas. La existencia,
¿qué vocación continua de garganta?
De blanco hueso vestirá la ausencia
que ahora la semántica atraganta.
Vorágines de vértigos devoran
los curvos féretros que dictan sílabos.
Las carnes me desmienten, yo lo siento,
en sus abismos los gusanos oran.
Aunque me asistan hoy endecasílabos,
serán el pasto fúnebre del viento.
Jorge García de la Fe
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