¿Quién me llama a mí, quién me enciende los ojos de tigre estepario,
en la noche gélida de los tamarindos?
en las largas noches sin luna cuando los tigres aúllan;
y las guitarras tocan a muerte moruna.
Las voces se congelan en la oscuridad y no es de frío,
sólo los niños tienen la osadía de llorar,
por tener las barriguitas vacía, le duele el alma
y por consiguiente no pueden descansar.
Los coyotes y los lobos esteparios,
ellos son los habitantes indiscutibles de la noche..
cuando el silencio tenebroso se hace dueño
absoluto de la calle y hasta las estrellas
se tapan los ojos con neblina para no verle.
El animal doméstico le susurra al niño para que se calle,
la lechuza nocturna aprovecha para hacer
una visita de cortesía a la vieja iglesia
por donde pasan todos los muertos, cualquiera
que sea su categoría... yo vi una de un dictador
que reposó en ella... pero estaba vacía...
Por las sombras tenebrosas de la noche
corren perros amarillos sin cabeza
y los pétalos resecos de las rosas vuelan hasta el confín,
donde Lucifer reúne sus animales malditos...
Y son estas noches impiadosas las que amparan
la existencia a solas de la maldad y de la muerte...
El niño insomne, el insecto y el buey se esconden bajo la hojarasca
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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