Con el sabor de un dardo en mi garganta
tu palabra se multiplica por mis venas,
salta mis murallas trasnochadas,
me arrasa cual tormenta de verano,
se solaza mirando calendarios
donde mis ojos se abrieron al amor.
Se abre en flor y luz la tarde plena,
paso a paso la niebla dejo atrás.
Aunque sea un fantasma aniquilado
que pena sin descanso y sin castillo,
me alimenta el verbo de tus flores
me da vida la intención de tu verdad.
Y así deambulo, calle, ocaso, tango, azul,
sentimientos perdidos al acaso...
¡Cien mil noches tiradas al esplín!
¿Será verdad que retornamos al camino
que alguna vez nos vio triste partir?
Tu palabra, mi tango, es una Biblia
sabe siempre acercarme la verdad,
por eso te sostengo en mi garganta,
por eso con tu amor pienso morir.
ALBERTO PEYRANO -Argentina-
Publicado en Estrellas Poéticas 63
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