También tus labios hablan al aire,
testifican un momento entre el rubor y la tierra,
convertidos en dos laderas al unísono:
el color de la piel blanca de una flor nívea.
Yergue el frío cuando adolecen de selva,
cuando disipan el miedo y abrazan el grito
ahogado de los contornos que los humillan.
También como ayer septiembre empezaba.
Yo soltaba la raíz de su fino relieve para atraparte
mientras jugaban a ser otro verbo,
intentando dormirse entre ellos,
y soñaban convertidos en azul,
en otros días.
También tus labios.
También como la marea,
la vida, el tiempo, la consumación,
la espada o al vuelta de tuerca,
la insensatez,
también.
También otros labios que jugaban a ser los míos.
ISABEL REZMO -Úbeda-
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