Ellos eran tantos. Yo sabía los nombres de cada uno
pero nadie conocía el mío.
Yo estaba al centro y estaba desnudo.
Estaba en el suelo en posición fetal y todos reían
y sostenían y estrechaban copas.
Entonces levanté la mirada
y pronuncié una palabra.
Pero nadie entendió mi lengua.
Del libro La promesa de un poeta de Aleqs Garrigóz -México-
Publicado en La Biblioteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario