Fría estuvo la madrugada,
estuvieron reflexionando
todo el tiempo y las dos llorando
con tristeza, sin sentir nada.
En su intelecto está el hedor
del ser con ganas de morir,
pues a la sombra se quiere ir
allá en la luna sin amor.
Su estado es infértil y ambiguo,
resultado de su impaciencia:
menospreció su inteligencia
su carácter tosco y antiguo.
Enamorarse es imposible,
demacrada solo hay dolor
con el alma falta de amor,
con tal desilusión tangible.
Es la frenética raíz,
que ya quiere salir al aire;
pisada no le importa a nadie
al desprenderse su matriz.
Sin ánimo con testamento
unificado, cual, le ahoga;
dicha depresión cataloga
la magnitud del sufrimiento.
Gotea su esencia explotada,
sin arrogancia de la rima,
sin pretensiones de la cima
y ahora menos, acabada.
Colgada en lo más absoluto
como parte del universo,
a duras penas piensa en verso
con rigor en tremendo luto.
Es un trágico pensamiento
con fenómenos de la vida;
constantemente está adherida
suspirando gritos al viento.
Tan realista rematada
con el futuro, cual, le avisa
en la desilusión sumisa,
da su vida por terminada.
María Sirena Matrí Mar -ESPAÑA-
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