viernes, 2 de septiembre de 2016

LOS PECADOS QUE TENGO


Los pecados que tengo
empezaron en lo prematuro
de mi nacimiento,
justo en el momento
antes de mi gestación,
cuando sin consentimiento
(sin mi permiso y sin el de muchos),
dos personas en el mundo,
de diferente sexo,
pusieron de manifiesto
la sublime sensación
de adentrarse cuerpo a cuerpo,
hasta el punto extremo
del clímax, el coito y la eyaculación.
Luego, en el vientre,
ser inoportuno para coartar
las alas de quienes deseaban volar
con el desparpajo del sentimiento
del que quiere amar,
compitiendo entre esperar
e interrumpir
el descanso de los que deseaban dormir.
Ya al ser niño,
robando el cariño
que estaba destinado
a quienes eran mis hermanos,
atrapando con mis manos
lo que otros conseguían con esfuerzo,
y poniendo de manifiesto
mi inconformidad
con lo privado de la propiedad.
En la edad
de la pubertad,
queriendo acelerar el tiempo
para ser mayor,
pero sin el compromiso de ser adulto
y sin la responsabilidad
de ser mejor,
lanzando improperios e insultos
por falta de conciencia
e inteligencia,
restando mucha creatividad
para realizar obras buenas,
y la arrogancia,
que por petulancia,
son arraigo de juventud.
Ya hombre entre los hombres,
y con documentos que acreditan ser mayor,
viene la desilusión
de no ser competente
para destacarme del común de la gente,
pero entre pereza y negligente,
aprendí de repente,
que la sociedad
nos obliga a cambiar
para estar en ella,
de lo contrario somos un antisocial,
lo que nos condena a ser tildados
como delincuentes.
Pecado llevo
por quitar el espacio
a quien lucha hasta el cansancio
para lograr
una oportunidad,
y por robar
por convicción,
más que por casualidad,
la historia de los demás;
que llegan a sufrir,
a amar o reír,
los que viven las historias,
que hurto para poderlas escribir,
y que otros más
las hacen sus historias
en las páginas de sus memorias.
Yo pecador,
me confieso
de ser ladrón,
ladrón de sentimientos.

ALAN OSLON (ALIDES ANTONIO LONDOÑO OSORIO) -Colombia-

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