Desde que usted, con afecto, me dejó prendido el "ventalle", en la mesa.
Aquél "bufete", ¡con sus tres patas!
< No estaba claro,
pero había una luz en mis ojos >.
La luz llegaba y por momentos se veía, al abanico, a la mesa, y a lo que, pudo el alcance.
Y entre
la importancia: Observaba al abanico, percibía al búho de yeso que le regalé.
"Qué cuál ave interesante
y ojos grandes, oscura la noche, a la hora nocturna, mirándole a sus luceros y girándole a su cabeza como cazador sigiloso, demuestro sabiduría: Trayendo tantas sonrisas.
Y el aire llegaba hasta mi espalda,
su amor hasta muy dentro jugaba,
y entre el suplillo, su detalle, lo traigo inclusive aquí.
¡Entre el silencio que nos lleva a leer
imaginando cómo de que color, de amor, era el viento!.
Construyendo
con lo que siempre habéis
jugado, o de niño, o de grande: Con nuestras mentes.
Por la verdad,
verdad de la que me amaba.
"Y usted con su trabajo,
Yo postrado permanecía,
en el cual me encontraba
vehemente, impaciente,
con la mano alzada,
cariño, al escuchar su voz"
Reyvik -México-
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